En unos momentos en los que tanto se habla de crisis económica, se olvida que hace ya bastantes años muchos habíamos alertado sobre la existencia de otra crisis, la ambiental. Quizás no sean términos tan distantes, pues el medio ambiente no es sino un formidable indicador del modelo económico del que deriva, por lo que nadie que honestamente desee mejorar las condiciones ambientales olvidará dirigirse a las causas sociales generadoras del daño e injusticia que recae sobre los seres humanos y el resto de las especies que pueblan el planeta. Hablar de crisis, advertíamos, no suponía una vaguedad, sino el empleo de un término riguroso. Por primera vez acontecían problemas globales (trascendiendo, aunque sin excluir a los locales y regionales) que generados por una pequeña parte de la población -su minoría privilegiada- afectaban de una manera u otra a todo el planeta. Problemas exponenciales, de rápida evolución, que como el cambio climático preocupan, además, por el tiempo tan extremadam