Comienza un nuevo curso y no se me ocurre mejor forma de calentar motores que escribiendo un poco sobre Educación y Medioambiente (todo junto, que para algo lo recomienda la RAE).
Por si alguno/a no estáis al día sobre el funcionamiento de la Educación Secundaria, os diré que desde el año pasado, en la Comunitat Valenciana ha habido un cambio importante en la organización de las asignaturas en primero de la ESO, con la creación de los ámbitos.
Para tener más o menos claro que son esto ámbitos, de forma reduccionista podríamos decir que se trata de juntar varias asignaturas y si nos ponemos más técnicos diremos que “El ámbito, como unidad curricular, se define como un medio que permite integrar los aprendizajes básicos de diversas materias e impartirlos de manera globalizada e integradora, con lo cual se fomenta el desarrollo integral del alumnado.”
Tal vez sea por haber estudiado Ciencias Ambientales, una carrera en la que la interdisciplinariedad era uno de los principales leitmotiv, o por haberme especializado en Educación Ambiental con un fuerte componente de transversalidad intrínseco, la cuestión es que aunque sé que hay discrepancias, a mi personalmente la existencia de estos ámbitos me parce un gran oportunidad educativa y quería dedicar estas líneas a resaltar la oportunidad que suponen para una incorporación real de la Educación Ambiental al currículo educativo (o quien quiera, puede llamarle Competencia Ecosocial).
Ya en 2014, en los materiales del curso de Herramientas de Educación Ambiental que impartí junto a Olga Pascual, definíamos el proceso y el enfoque sistémico-complejo como principios conceptuales de la Educación Ambiental.
Así, que la posibilidad de integrar los aprendizajes básicos de diversas materias me parece un marco magnífico para trabajar la Educación Ambiental.
Vayamos a cosas más concretas, mi experiencia durante el curso pasado.
Llegó septiembre de 2020 y aunque ya en el mes de agosto había estado preparando algunas cosas, la realidad es que de repente me encontré dando clases, haciendo los cursos del CEFIRE en los que se nos explicaba como trabajar el ámbito CETEM, y elaborando a contrarreloj una programación de aula y materiales que integrasen los currículos de Matemáticas, Biología y Geología y Tecnología. Todo ello en una situación de excepción provocada por una pandemia mundial . ¡De locos! (permítaseme el argot juvenil, por lo de trabajar con adolescentes).
La cuestión es que a trancas y barrancas realicé una adaptación de la UD 1 publicada por el CEFIRE, relacionando los contenidos de las tres asignaturas con los Terremotos y ya de paso incorporé aspectos de Educación Ambiental. Os dejo unas breves indicaciones sobre cómo lo hice:
Matemáticas:
Para tener más o menos claro que son esto ámbitos, de forma reduccionista podríamos decir que se trata de juntar varias asignaturas y si nos ponemos más técnicos diremos que “El ámbito, como unidad curricular, se define como un medio que permite integrar los aprendizajes básicos de diversas materias e impartirlos de manera globalizada e integradora, con lo cual se fomenta el desarrollo integral del alumnado.”
Tal vez sea por haber estudiado Ciencias Ambientales, una carrera en la que la interdisciplinariedad era uno de los principales leitmotiv, o por haberme especializado en Educación Ambiental con un fuerte componente de transversalidad intrínseco, la cuestión es que aunque sé que hay discrepancias, a mi personalmente la existencia de estos ámbitos me parce un gran oportunidad educativa y quería dedicar estas líneas a resaltar la oportunidad que suponen para una incorporación real de la Educación Ambiental al currículo educativo (o quien quiera, puede llamarle Competencia Ecosocial).
Ya en 2014, en los materiales del curso de Herramientas de Educación Ambiental que impartí junto a Olga Pascual, definíamos el proceso y el enfoque sistémico-complejo como principios conceptuales de la Educación Ambiental.
Procesos en los que las relaciones entre elementos, los vínculos afectivos, la investigación, la acción, la creatividad y la resolución de problemas, cobren gran relevancia.
Un enfoque sistémico-complejo en el que se entiende el medioambiente como un sistema constituido por factores físicos y socio-culturales interrelacionados entre sí, que condicionan la vida de los seres humanos a la vez que son modificados y condicionados por estos (Novo, M. 1995).
Así, que la posibilidad de integrar los aprendizajes básicos de diversas materias me parece un marco magnífico para trabajar la Educación Ambiental.
Vayamos a cosas más concretas, mi experiencia durante el curso pasado.
Llegó septiembre de 2020 y aunque ya en el mes de agosto había estado preparando algunas cosas, la realidad es que de repente me encontré dando clases, haciendo los cursos del CEFIRE en los que se nos explicaba como trabajar el ámbito CETEM, y elaborando a contrarreloj una programación de aula y materiales que integrasen los currículos de Matemáticas, Biología y Geología y Tecnología. Todo ello en una situación de excepción provocada por una pandemia mundial . ¡De locos! (permítaseme el argot juvenil, por lo de trabajar con adolescentes).
La cuestión es que a trancas y barrancas realicé una adaptación de la UD 1 publicada por el CEFIRE, relacionando los contenidos de las tres asignaturas con los Terremotos y ya de paso incorporé aspectos de Educación Ambiental. Os dejo unas breves indicaciones sobre cómo lo hice:
Matemáticas:
- Las distancias en las diferentes capas de la Tierra y la escala Richter me permitieron trabajar la expresión abreviada de números grandes.
- La elaboración de un presupuesto para realizar un sismógrafo casero me permitió trabajar la aproximación de números.
- El planteamiento de problemas matemáticos sencillos sobre la distribución de sismógrafos en una red de seguimiento sísmico me permitió trabajar la jerarquía en la realización de operaciones que mezclan suma, resta, multiplicación y división.
- La relación entre las estructuras y la resistencia a los terremotos me permitió trabajar los tipos de estructuras existentes y los tipos de esfuerzos a los que estas pueden estar sometidos.
- La construcción de la maqueta de un puente sismorresistente me permitió trabajar sobre los diferentes tipos de herramientas que se utilizan en el taller y el desarrollo del proceso tecnológico.
- La explicación del origen de los terremotos me sirvió para explicar la estructura, composición y características de la geosfera.
- La existencia de diferentes materiales de construcción para la fabricación de estructuras sismorresistentes me sirvió para hablas de minerales y rocas y de sus aplicaciones, siendo una de ellas la construcción.
- El estudio de casos concretos como el del terremoto de Lorca de 2011, permitió trabajar sobre como el medio ambiente puede condicionar las actividades humanas y la importancia de aplicar criterios de sostenibilidad en soluciones tecnológicas como la ordenación del territorio.
De forma similar desarrollé otras tres unidades didácticas a lo largo del año académico y para concluir puedo decir que ha sido un curso con mucha carga de trabajo pero muy enriquecedor, que me ha ofrecido una oportunidad estupenda para trabajar la Educación Ambiental. Solo falta que cada docente valore la posibilidad de aprovechar esa oportunidad.
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